En Campus Santiago destacan que “empresas B” se comprometen a generar impactos económicos, sociales y ambientales positivos
El papel de las “empresas B” es fundamental para contribuir a la sostenibilidad, generando un triple impacto positivo en lo económico, social y ambiental, explicaron en el seminario “Empresas B: sostenibilidad e impacto más allá de la rentabilidad”, que organizaron el Campus Santiago, a través de la unidad de Extensión, y la Escuela de Ingeniería Comercial de la Universidad de Valparaíso.
Esta actividad, que se desarrolló en un teatro colmado de público, permitió entender lo que significa ser una “empresa B”, las claves del proceso de certificación y los desafíos del mejoramiento continuo, así como conocer el testimonio de las empresas Viña Concha y Toro y Explora, que se desenvuelve en el sector del turismo, que cuentan con certificaciones como empresa B desde el año 2021.
En Chile ya hay más de 210 empresas que se han certificado mediante el Sistema B, que mide cinco dimensiones: gobernanza, colaboradores/as, comunidad, medio ambiente y clientes. Ello implica que deben asumir un compromiso de mejoramiento continuo, dado que deben recertificarse cada tres años con metas cada vez más ambiciosas de sostenibilidad.
Por el Sistema B expusieron Francisca Cortés, coordinadora de Certificación, y Viviana Arango, coordinadora de Redes e Incidencia Local. Además, presentaron Priscila Fernández, coordinadora de Sustentabilidad de Viña Concha y Toro, y Valeria Salazar, jefa de Gestión Ambiental de Explora.
En el encuentro participó el jefe de carrera de Ingeniería Comercial, Juan Egaña, y académicos/as y estudiantes de esa misma carrera y de Ingeniería en Negocios Internacionales. La actividad fue conducida por el profesor de Ingeniería Comercial Abraham Martínez.
Más de doscientas empresas
Sistema B, que es una organización sin fines de lucro, invita a actores relevantes como las empresas a “construir una nueva economía en que el éxito y los beneficios financieros trabajen por construir una economía más justa, equitativa y regenerativa para las personas y el planeta”. Es un movimiento global que nació en 2006 en Estados Unidos.
Viviana Arango destacó que actualmente “somos una comunidad global con más de 6.500 empresas B a nivel global, más de mil certificadas en Latinoamérica y en nuestro país ya son más de 210 empresas certificadas”. Una vez alcanzada esta condición, las compañías se obligan a “mejorar sus estándares constantemente” y a evaluarse cada tres años para ratificar este compromiso.
Francisca Cortés complementó que “el papel de las empresas es fundamental para contribuir a la sostenibilidad y a la lucha contra el cambio climático” y que “la evaluación de impacto B permite medir a todas las organizaciones y no solo a empresas. Es una herramienta gratuita de gestión de impactos positivos centrada en cinco pilares fundamentales: los/as trabajadores/as, la comunidad, los clientes, el medio ambiente y la gobernanza”. El puntaje mínimo para optar a la certificación es de ochenta puntos y todo debe estar debidamente respaldado por evidencia concreta.
Viña Concha y Toro
Priscila Fernández, de Viña Concha y Toro, puso énfasis en que la certificación como empresa B “ha significado un gran cambio para los/as colaboradores y para nuestro directorio, porque este cambio implicó modificar los estatutos. Nosotros éramos una empresa tradicional chilena y nos quisimos transformar en una empresa B”.
En 2017 Concha y Toro puso a la sustentabilidad en el centro de su estrategia corporativa y apuntó a convertirse en un referente mundial al respecto. La positiva experiencia de su filial Bonterra en Estados Unidos, que contaba con la certificación de Empresas B, la motivó a seguir este camino para todo el holding, es decir, incluyendo a Concha y Toro, Conosur, Trivento en Argentina y Kross (cerveza).
En 2018 inició un exhaustivo proceso de evaluación para cada filial hasta que “el 22 de abril de 2021 logramos la certificación” y el directorio acordó modificar los estatutos. Tanto Concha y Toro como el grupo obtuvieron más de ochenta puntos. La única excepción fue Kross, debido a que le faltó entregar mayor evidencia de las acciones que realiza, pero hoy está en proceso para convertirse en una empresa B.
Ahora, según Fernández, “nos estamos preparando con todo para sacar quince puntos más en el proceso de recertificación (…) No somos una empresa perfecta, pero buscamos en el día a día generar impactos positivos en todos nuestros ‘stakeholders’. Somos una empresa B, estamos muy orgullosos de ello y queremos seguir mejorando”.
Explora
Valeria Salazar, de Explora, relevó que para la empresa, con una trayectoria de treinta años, la sustentabilidad siempre ha estado en su ADN, pero este compromiso se ha fortalecido en los últimos años. “En 2019 se creó la gerencia de Sustentabilidad y una de nuestras primeras misiones fue trazar la ruta no solo para certificarnos como empresa B, sino convertirnos en una empresa B, es decir, que no sea un esfuerzo para la certificación, sino que vivamos dentro de esta cultura en el día a día”.
Explora tiene siete destinos: San Pedro de Atacama, Rapa Nui, Parque Nacional Patagonia en Aysén y Torres del Paine en Chile; el Chaltén en Argentina; en las cercanías de Machu Picchu, en Perú, y en el Salar de Uyuni en Bolivia. Salazar comentó que la lejanía de ellos fue “la principal dificultad para generar una hoja de ruta para la certificación”, debido a “la logística que requiere el nivel de servicio que tiene Explora en estos lugares, la relación que hay que tener responsablemente con las comunidades alrededor, cómo ellas juegan un rol fundamental y cómo enriquecer el lugar donde estamos culturalmente”. Por lo tanto, no se trata solo de conservar o mantener ecosistemas de flora y fauna, sino también proteger el “patrimonio cultural que caracteriza a cada uno de esos destinos”, apuntó Salazar.
Sobre el proceso de certificación, contó que en Explora integraron a las distintas áreas de la empresa en este desafío. “Pudimos darle un rol y un plan de acción a cada una de ellas, ya que detectamos muchas brechas. Le planteamos a cada área un desafío de aspiración a puntaje. Sabíamos que con ochenta puntos certificábamos, pero nos pusimos como meta obtener noventa. Fue difícil sobre todo por la pandemia, pero a comienzos de 2021 obtuvimos un puntaje de 91”, dijo Salazar.
“Cuando se habla de sustentabilidad se trata de un trabajo continuo y es algo que no termina nunca. En la recertificación aspiramos a aumentar el puntaje para que nuestro tiple impacto tenga valor real en los destinos y en la identidad de la compañía”, sentenció la jefa de Gestión Ambiental de Explora.
FUENTE: Prensa UV Campus Santiago.