Llegué a ProChile por pura casualidad. Por malla curricular debía realizar mi práctica profesional, y un día leyendo Las Ultimas Noticias había un artículo en donde invitaban a estudiantes de Ingeniería Comercial de cuarto o quinto año a participar de un concurso a nivel nacional para hacer la práctica profesional en el extranjero. Leí las bases, rellené los formularios, los mandé y esperé lo mejor.
El tiempo pasó, y me llamaron para agendar una entrevista. Fui, al terminar me dijeron “Estaremos en contacto”. En ese momento pensé que por el tono de esa despedida hasta ahí no más había llegado el sueño, pero días previos a Navidad me llaman para informarme que era la seleccionada para ir a la oficina comercial de Miami. Fue la mejor Navidad y Año Nuevo que he tenido hasta el momento.
Conversé con mis padres y decidí que lo mejor sería irme por un período de cuatro meses, por lo que congelé sin dudar el segundo semestre en la Universidad. Ellos se rehusaron en un comienzo, ya que si bien comprenden que esto mejorará mis oportunidades laborales; me ayudará a tener una visión global con perspectivas distintas y perfeccionará mi nivel de inglés, era la primera vez que iba a vivir tantos kilómetros sola y fuera de casa.
Creo que las herramientas aprendidas a lo largo de mi vida, en especial, las entregadas en la Escuela de Ingeniería Comercial de la Universidad de Valparaíso, me han abierto muchas puertas y preparado para este tipo de desafíos.
Durante mi período en la oficina comercial de Miami, tuvimos dos eventos importantes, Chile Week Miami y 20th Americas Food and Beverage Show & Conference. En donde el equipo confío en mí, y me otorgó responsabilidades para llevarlos a cabo con éxito. Algunas de las cosas que puedo rescatar de mi experiencia en la oficina fueron: aprender in situ sobre los distintos mercados y culturas en los Estados Unidos, en especial la costa sureste; promocionar a Chile y sus productos y servicios tan únicos; gestionar de forma eficiente las tareas que se requieren para el correcto funcionamiento de una oficina comercial; crear una robusta red de contactos; mejorar mi inteligencia emocional en el ámbito profesional; aprender distintas estrategias para trabajar en equipo y en armonía.
Cuando volví a Viña del Mar, a mi hogar, todo me era extraño. El impacto cultural me golpeó fuerte, pero no tanto como la alegría de reencontrarme con mi familia. Pasaron unos meses y volví a reintegrarme en la Universidad, tomé mis ramos, compré los cuadernos, fui a clases. Pero no pasaron ni dos semanas y justo el día de mi cumpleaños me llaman nuevamente de ProChile. “Paula, ¿estás dispuesta a volver a la oficina de Miami?”. Me quedé unos segundos sin habla. “Ss… ¡Sí!”. Me explican la situación, pero con tanta emoción dentro de mí que me es difícil recordar mucho de aquella conversación. Cuelgo el teléfono y llamo a mis padres. Les cuento eufórica la noticia. Me felicitan por este logro y me apoyan una vez más en mi decisión de partir.
Ya han pasado varios meses de esta última conversación y me encuentro felizmente instalada y viviendo en Miami nuevamente, ya no como estudiante en práctica, sino como Asistente Comercial de la oficina de ProChile Miami.
Ya veremos lo que se viene en esta vuelta.
Fuente: Página ProChile revisa el link Práctica ProChile